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miércoles, 24 de octubre de 2012

5. LABERINTO DE FOTRUNA / LAS TRESCIENTAS


5.1 Autor
Juan de Mena, poeta español del siglo XV, nació en Córdoba en el 1411 y falleció en Madrid en el 1456. Conocido por su obra El Laberinto de Fortuna.
Juan de mena quedo huérfano de niño  y no pudo estudiar hasta los 20 años. Tuvo la oportunidad de estudiar Humanidades. El rey Juan II lo nombró traductor y cronista de la corte. El rey y don Álvaro de Luna lo consideraron su poeta favorito.
Mena es un verificador fácil y original. Juan de mena junto a Jorge Manrique y Marqués de Santillana forman la trilogía más distinguida del siglo XV


5.2 Datación
Según dicen, el autor entrego su obra al rey Juan II de Castilla el 22 de febrero del 1444. Pero según dicen  la primera edición impresa sería realizada en Salamanca en 1481 o 1482.


5.3 Forma
Está compuesta por doscientas noventa y seis estrofas de ocho versos, coplas de arte mayor. En su mayoría, son versos de doce sílabas. Cada verso consta de dos hemistiquios marcados por una cesura muy marcada.


5.4 Argumento
Tras unas coplas iniciales con invocaciones a Apolo y a las Musas, y una imprecación a la Fortuna por su falta de firmeza, el sujeto lírico es raptado por la diosa Belona quien lo conduce a una inmensa llanura donde se alza el palacio de la Fortuna. De una nube baja la Providenciaen forma de hermosa muchacha, quien lo acompañará en el recorrido por el palacio. Desde lo alto de este, el poeta contempla las cinco partes del mundo y va mencionando las regiones y los hechos más destacados ocurridos en cada una.
Después de esto, se le muestran tres ruedas, dos inmóviles y otra en constante movimiento: son las ruedas del Pasado y el Futuro, y la del Presente, respectivamente. Cada una de ellas está dividida en siete círculos, presididos por sendos planetas (en la acepción medieval de "astros"): la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno. En cada círculo, dominado por el dios asociado a cada planeta -Diana, Mercurio, Venus, Febo o Apolo, Marte, Júpiter y Saturno, respectivamente- se encuentran los personajes, del pasado o el presente, célebres por su comportamiento respecto a las virtudes o vicios asociados con cada dios. Al llegar a Saturno, que dedica a ejemplos de buen gobierno, el poeta se centra en la figura de Don Álvaro de Luna, a la sazón Condestable de Castilla, por quien Mena sintió una gran admiración.
Al llegar el día siguiente, la visión se esfuma. La Providencia ensalza la figura del rey Juan II y profetiza que llegará a la cima de la gloria, dejando en el olvido las hazañas de los reyes que le han precedido. El poema acaba con la súplica del poeta al rey para que haga cierto el vaticinio.

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